Desde el punto de vista cultural, La Habana vieja es un sitio privilegiado dentro de la capital. Este territorio, pequeño por su extensión, aglomera numerosos elementos a tener en cuenta cuando de cultura se trata. La cultura en La Habana vieja se respira en el propio ambiente. Caminar sus estrechas calles es ya adentrarse en la cultura y la historia de esta ciudad y su gente.
Admirar la arquitectura de La Habana Vieja es transitar por casi cuatro siglos de estilos, tendencias e influencias constructivas, primero con las ideas traídas principalmente de Cádiz y Segovia, en España, y luego con improntas más cubanas. No por gusto se considera una de las zonas urbanas más atractivas del nuevo continente.
Otro elemento destacable es la presencia en el casco histórico de un sinnúmero de instituciones culturales. Ejemplo mas que evidente es sin duda la concentración de museos de todo tipo entre los que destacan el Museo de Bellas Artes, con sendos edificios dedicados al arte cubano y al universal; el Museo de Historia Natural; el Museo de la Ciudad y el Museo del Ron, todos sitios obligados para adentrarse en la cultura y la historia de La Habana y la Cuba de ayer y de hoy.
Las artes plásticas también encuentran un sitio privilegiado en el casco histórico habanero. La Habana Vieja es sede de numerosas galerías de arte con exposiciones transitorias del mejor arte cubano contemporáneo. Muchos artistas plásticos han escogido este rincón histórico para establecer sus estudios-galerías, espacios donde crean y exponen su quehacer artístico. Entre estos podemos encontrar a Zayda del Río, Roberto Favelo, Pedro Pablo Oliva y Nelson Domínguez como pequeña muestra del rico panorama del arte cubano.
La música, sea contemporánea, clásica o antigua, encuentra su sitio en diversos espacios de nuestra Habana Vieja. A cielo abierto o bajo techo, el casco histórico ha abrigado en sí esta expresión de nuestra cultura. La plaza de la catedral y el anfiteatro han devenido en esplendidos espacios abiertos para el desarrollo de conciertos y otras manifestaciones; la basílica menor del Convento de San Francisco de Asís ha sido por mucho tiempo sede de los conciertos de la Camerata “Romeu”, agrupación femenina de amplio prestigio musical; de la misma forma, la Iglesia de Paula acoge los conciertos del conjunto de música antigua “Ars Longa”, agrupación con un trabajo meritorio en el rescate de piezas autenticas del arte musical sacro en Cuba.
Gracias a la existencia de la muralla ha llegado hasta nuestros días una tradición que resulta ya símbolo de la ciudad. La muralla de la Habana llegó a contar con alrededor de 8 puertas que debían ser cerradas al anochecer para proteger la ciudad. De esta forma, a las 8 de la noche se anunciaba con un disparo de cañón el cierre de las puertas cada día. El cañonazo, que en sus inicios se efectuaba desde el buque insignia de la armada española, se ha retomado desde hace varias décadas y tiene lugar cada noche a las nueve en punto. Constituye una tradición cultural que ha devenido atracción turística de la ciudad y de la fortaleza de la Cabaña.
También es de destacar la fundación en 1728 de la Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo de La Habana, hoy simplemente Universidad de La Habana; y la existencia de numerosos conventos, iglesias y colegios religiosos. Entre estos han llegado hasta nuestros días la Catedral de La Habana, la iglesia y convento de San Francisco de Asís, la iglesia de Paula, el convento de Santa Clara y el Seminario de San Carlos y San Ignacio por solo mencionar ejemplos.
Desde la década del 60 del siglo XX y con más fuerza en años recientes, un proceso de reanimación, reconstrucción y conservación del casco histórico ha devuelto a esta parte de la ciudad mucho de su antiguo esplendor. De hecho, en 1982, el casco histórico de La Habana fue proclamado por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad.
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